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El ex primer ministro japonés Shinzo Abe fue asesinado por promover contra la covid ivermectina y no vacunas como la de Pfizer, lo que perjudicó a las farmacéuticas.
Conclusión
Es falso. Abe no promovió la ivermectina ni rechazó la vacunación anticovid.
Beatriz Naya y Daniela Gastón Allen.
EFE Madrid |
El ex primer ministro japonés Shinzo Abe no autorizó la ivermectina contra el coronavirus ni rechazó la necesidad de la vacunación anticovid, como afirman publicaciones en redes sociales que sostienen que fue asesinado por ser el «principal enemigo» de «los negocios multimillonarios de las farmacéuticas» y, concretamente, de Pfizer.
Tras el asesinato del también expresidente del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) mientras pronunciaba el pasado día 8 un discurso de campaña en la ciudad japonesa de Nara, numerosos usuarios en Twitter y Facebook aseguraron que su muerte se debió a que se había enfrentado a «los jerifaltes del globalismo» al «autorizar» la ivermectina como «cura real» contra la covid-19.
Estos perfiles, que también difundieron sus mensajes en inglés, aseguran que la introducción de la ivermectina en Japón como tratamiento «efectivo» contra el coronavirus comenzó en agosto de 2021 y su «autorización» para administrarla a pacientes con covid había sido anunciada previamente por Abe, según demostraría una comparecencia informativa suya publicada en español por la web de la embajada japonesa en Colombia.
De este modo, añaden las publicaciones virales, la autorización de la ivermectina «cerraría las puertas en Japón a una futura compra de vacunas a la farmacéutica Pfizer», que sufriría como consecuencia «pérdidas millonarias». Y esa sería la razón que explicaría su asesinato.
Abe no era un antivacunas
En realidad, el gobernante asesinado no era un antivacunas y la ivermectina no fue autorizada en Japón como tratamiento contra el coronavirus ni durante el mandato de Abe ni después, mientras que los japoneses sí recibieron vacunas anticovid de Pfizer desde el inicio de la campaña de inmunización, con más de 200 millones de dosis administradas hasta ahora.
Aunque la investigación sobre el asesinato y sus motivaciones sigue abierta, el presunto asesino, Tetsuya Yamagami, confesó a la policía que se había decidido a atentar contra Abe por la supuesta relación del exmandatario con la Iglesia de la Unificación, una controvertida fe religiosa nacida en Corea del Sur.
Como relató el diario japonés Gendai Business, el detenido, un exmiembro de las Fuerzas Marítimas de Autodefensa de 41 años, declaró que Abe mantenía una estrecha relación con este grupo religioso, al que el presunto asesino odiaba y acusaba de haber arruinado a su familia, después de que su madre donase en su favor grandes cantidades de dinero.
Según las pruebas recopiladas, Yamagami comenzó a planear su atentado contra Abe el pasado otoño, después de ver en septiembre un mensaje de vídeo del ex primer ministro para una organización afiliada a esta iglesia, y acudió la víspera del atentado a una de las instalaciones de ese grupo en Nara para practicar con el arma. De hecho, la Policía encontró allí este martes restos de munición.
En cualquier caso, nada en la investigación del crimen apunta a que el detenido disparase a Abe por algún motivo relacionado con la vacunación o los tratamientos contra la covid.
Japón no autorizó la ivermectina para la covid
Respecto a la ivermectina, Japón no autorizó nunca este antiviral para tratar el coronavirus y tampoco lo administró a enfermos por covid, porque las autoridades sanitarias decretaron que el fármaco no era efectivo contra la infección. Sí autorizó en cambio el remdesivir, como se comprueba en los documentos de la Agencia de Productos Farmacéuticos y Dispositivos Médicos (PMDA) en 2020.
Frente a lo que aseguran los mensajes virales, Abe no anunció que autorizaba la ivermectina en la comparecencia informativa del 14 de mayo de 2020 cuyo texto publicó la embajada japonesa en Colombia cinco días después.
Por el contrario, el entonces primer ministro precisó que tanto la ivermectina como otros tres medicamentos («avigan», «futhan»y «actemra» ) debían aún «confirmar su efectividad» antes de buscar la aprobación farmacológica, a diferencia del antiviral remdesivir, que ya estaba autorizado para el tratamiento de pacientes graves de covid y se estaba administrando en las instituciones médicas.
La ivermectina no demostró finalmente ser eficaz para tratar la infección y, por ello, no fue incluida entre los fármacos aprobados en 2020 por el Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar de Japón, como se puede comprobar en la web de la PMDA.
Tampoco aparece rastro alguno de la supuesta autorización de la ivermectina en agosto de 2021, cuando los internautas sostienen que se administró en Japón a pacientes de covid, tal como confirma una búsqueda con la herramienta WayBackMachine, y en la web actual de la PMDA sigue sin figurar. Japón solo aprobó en 2021 para estos fines el remdesivir y el baricitinib, empleado también contra la artritis reumatoide y la alopecia areata.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó el 31 de marzo de 2021 el uso de ivermectina en pacientes con covid por no obtener resultados fiables de su eficacia.
La vacuna más empleada en Japón, con 200 millones de dosis
Por último, frente a la falsedad de que el gobernante nipón era el principal enemigo de Pfizer por su presunto rechazo a la vacunación, la realidad es que, lejos de ser un antivacunas, Abe suscribió en mayo de 2020 un comunicado junto a los presidentes del Consejo Europeo, Charles Michel, y de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el que defendieron que las vacunas contra la covid estuvieran al alcance de todo el mundo y fueran un «bien global común».
Además, el ministerio japonés de Sanidad incluyó la vacuna de Pfizer en el plan de inmunización contra la covid desde su inicio en 2021 -con el Gobierno en manos del partido de Abe, aunque él ya no era primer ministro- y los datos prueban que es la más administrada en Japón, con un 70 % del total.
Junto a vacunas de otras farmacéuticas, la de Pfizer figura desde el primer momento entre las aprobadas por las autoridades japonesas para su uso en el plan de inmunización que comenzó en febrero de 2021 con la vacunación de los sanitarios y continuó con el resto de la población a partir de abril de aquel año, según un orden de prioridad por edades, tal como explicó el ministro Taro Kono, responsable de aquel proceso.
Además, las estadísticas disponibles en la plataforma de datos Our World in Data demuestran que Japón ha administrado más vacunas anticovid de Pfizer que de cualquier otro laboratorio: desde el inicio de la campaña en 2021 hasta esta misma semana, un 70 % de las dosis empleadas por la sanidad nipona contra el coronavirus, más de 200 millones, corresponden a esa farmacéutica estadounidense.
En conclusión, ni Shinzo Abe autorizó o promovió la ivermectina para tratar el coronavirus ni se mostró en contra de emplear vacunas como la de Pfizer, que ha sido administrada a los japoneses más que ninguna otra. Y, aunque la investigación sobre su asesinato aún no ha concluido, el presunto asesino ha confesado que cometió el crimen porque veía al ex primer ministro muy vinculado a la organización religiosa que arruinó a su familia.
Fuentes:
Herramienta WayBackMachine.
Comparecencia informativa de Shinzo Abe publicada por la Embajada de Japón en Colombia.
Our World in Data: Estadísticas de vacunación en Japón.
Agencia de Productos Farmacéuticos y Dispositivos Médicos de Japón (PMDA).
Diario japonés Gendai Business: «El contenido de los ‘activos de 50 millones de yenes’ que la madre de Tetsuya Yamagami donó a la Iglesia de la Unificación. Lo que no se reveló en la conferencia de prensa».
Publicación de la Organizacióbn Mundial de la Salud: «La OMS desaconseja usar ivermectina para tratar la COVID-19 si no es en ensayos clínicos».
Informaciones de EFE.
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