schema:text
| - Usuarios de redes sociales mostraron su indignación ante una condecoración que el expresidente de Uruguay, José Mujica, recibió de una Universidad en México. Argumentaron que “rendía tributo” a los masones, pero la medalla que recibió no tiene nada que ver con esta logia.
El pasado 2 de diciembre, el Sistema Universitario Jesuita (SUJ), del cual forma parte la Universidad Iberoamericana, otorgó a José Mujica el Doctorado Honoris Causa en una ceremonia en Ciudad de México.
De acuerdo con un comunicado, la institución decidió otorgarle dicho reconocimiento por su “contribución y trabajo realizado como líder latinoamericano que aborda la reconciliación, la justicia y la integración de los pueblos de las naciones latinoamericanas”.
El político uruguayo recibió una medalla triangular llamada beca doctoral. Usuarios de redes sociales, dijeron que esta medalla era una pirámide con un ojo, característica de la logia masónica. A manera de sarcasmo, una publicación se refirió a Mujica como “El bueno”, y dijo que había recibido un “premio jesuita, de mano de sus amos masones, a los cuales rinde tributo usando en su pecho uno de sus símbolos más reconocidos mundialmente”.
Está información se compartió en varias publicaciones de Facebook, en donde los usuarios compartieron la crítica y juzgaron a José Mujica por formar parte de los Masones. “Es una secta que controla la vida de las personas por medio de la política, eso significa el símbolo que lleva colgado en el cuello”, escribió una usuaria en los comentarios.
Pero en el vídeo de la ceremonia se puede observar con mayor detalle dicha insignia, y aunque sí es triangular no tiene un ojo en el centro, sino dos elipses con una esfera.
De acuerdo con la Universidad Iberoamericana, la beca doctoral tiene grabada la misma figura de la pintura que se encuentra en el techo del salón de matemáticas del Colegio Klementinum (Clementino) de Praga, donde se reunían los astrónomos más notables finales del s. XVI.
En un comunicado explicaron que “lo interesante de la imagen es que muestra la mano de Dios representado por un triángulo, que es la Trinidad, y un dedo que se muestra sobre la Tierra, al lado puede leerse la leyenda: Dios puso al mundo para ser discutido”, en latín.
También explicaron que la forma triangular es un diseño funcional que permite que “la banda de la beca pueda mantenerse en su posición alrededor del cuello y de quien la porta sin que se venza al soportar casi un kilo de plata”.
En una fotografía publicada en el sitio oficial de la biblioteca puede apreciarse el mismo símbolo pintado en el techo de una de las salas de lectura.
AFP también investigó el hecho y pudo contactar a una portavoz de Mujica, quien aseguró que el político uruguayo no es masón y no tiene vínculo con la institución.
Los masones son integrantes de la logia masónica, la cual comenzó como una sociedad secreta. BBC reportó que en más de una ocasión, sus miembros se han quejado debido a la discriminación que sufren por la percepción errónea que se tiene de ellos.
De acuerdo con la misma cadena de noticias, los masones se reúnen en un templo al que llaman logia, y se estima que hay unos seis millones de masones en todo el mundo. Los masones segregan a hombres y mujeres en distintas logias y una de las características que más se conoce de ellos son algunos de los rituales que los aspirantes tienen que realizar para unirse a esta comunidad.
Teólogos, como H.P. Blavatsky sostienen que la francmasonería moderna y los rituales de la Iglesia católica provienen de un mismo inicio: “los gnósticos iniciados, los neoplatónicos y los hierofantes renegados de los Misterios paganos”
A lo largo de la historia la masonería ha sido acusada de conspirar y participar subrepticiamente en la política. Por ejemplo, en España Francisco Franco solía referirse a “la conspiración judeomasónica”
De acuerdo con el libro “Historia de la Masonería en México”, escrito por Jose María Mateos, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y José María Morelos y Pavón eran masones.
Es la iniciativa que el gobierno de Xi Jinping lanzó en 2013 y desde entonces se han sumado más de un centenar de países, pero Panamá decidió ahora retirarse.
Panamá no renovará el acuerdo entendimiento que firmó con China en 2017 en el marco de la llamada Ruta de la Seda.
La medida fue anunciada el domingo por el presidente José Raúl Mulino horas después de reunirse con el secretario de Estado de EE.UU. Marco Rubio.
Rubio había exigido “cambios inmediatos” sobre el Canal de Panamá, ante lo que dijo era “la influencia y el control del Partido Comunista Chino”.
El Canal de Panamá es una ruta comercial vital que maneja el 6% de todo el tráfico marítimo mundial.
La visita de Rubio a Panamá se produce tras más de un mes de tensiones diplomáticas después de que el presidente Trump manifestara su intención de recuperar el control del Canal.
Tras su reunión con Rubio el presidente Mulino no hizo mención a su decisión de no renovar el acuerdo con China.
“Fue un encuentro muy tranquilo y respetuoso”, dijo, y agregó: “Queremos trabajar con Estados Unidos como siempre lo hemos hecho”.
El llamado memorándum de entendimiento de la Ruta de la Seda fue firmado entre Panamá y China en noviembre de 2017, bajo el gobierno del presidente Juan Carlos Varela (2014-2019).
Panamá se convirtió así en el primer país latinoamericano que se incorporaba a la iniciativa, que es emblema del gobierno de Xi Jinping, y que consiste en una ola de fondos chinos para grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo.
Al igual que la antigua ruta comercial marítima, la Nueva Ruta de la Seda tiene como objetivo vincular a China con Europa, Medio Oriente, África y América Latina.
Xi lanzó la iniciativa en 2013, y desde entonces se han sumado más de un centenar de países.
Y el conocimiento y dinero chinos se han esparcido por el mundo, principalmente en la construcción de puentes, carreteras, puertos comerciales, centrales eléctricas y proyectos de telecomunicaciones.
Al comienzo, América Latina quedó fuera del mapa oficial de la iniciativa, pero tras el acuerdo alcanzado con Panamá varios países de la región se fueron sumando a la misma mediante memorandos de entendimiento.
Hasta ahora 21 países latinoamericanos se han unido a la Ruta de la Seda, incluidos incluidos Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Perú, Nicaragua y Argentina.
Los memorandos ya se tradujeron en proyectos e infraestructuras concretas en la región.
En Ecuador, la reconstrucción del aeropuerto internacional “Eloy Alfaro”, en la ciudad de Manta -que se vio afectado por el terremoto de magnitud 7,8 en abril de 2016- se llevó a cabo con capital chino.
Ecuador recibió un crédito por US$20,7 millones de un banco chino, y un aporte del Estado ecuatoriano de US$4,5 millones, según la agencia china Xinhua.
Un consorcio chino también construye dos puentes en las localidades de Canuto y Pimpiguasí, todas ellas en la provincia de Manabí, en el occidente del país.
En Perú el propio presidente Xi Jinping asistió a la inauguración del megapuerto de Chancay en 2024.
El complejo portuario, a unos 70 kilómetros al norte de Lima, se inauguró con grandes expectativas de los gobiernos peruano y chino y de los sectores económicos potencialmente beneficiados.
Se trata de un gigantesco proyecto liderado por Cosco Shipping Company, empresa estatal china dedicada al transporte marítimo, con una inversión total prevista de US$3.400 millones, para construir un complejo de 15 muelles, oficinas, servicios logísticos y un túnel de 2 kilómetros de largo para dar salida a la carga.
Cabe destacar, sin embargo, que aún sin la Ruta de la Seda, China lleva más de una década siendo un actor protagonista en las inversiones América Latina, donde sus bancos de desarrollo han prestado más de US$150.000 millones en los últimos 15 años.
El objetivo de China con su iniciativa es acelerar la llegada de sus productos a mercados más lejanos.
China ya ha financiado trenes, carreteras y puertos, y las empresas de construcción chinas han obtenido contratos lucrativos para conectar puertos y ciudades, financiados por préstamos de bancos chinos.
Se espera que la iniciativa implique un total de US$1 billón en inversiones.
Pero para los críticos, la Nueva Ruta de la Seda no solo representa un audaz aumento de la influencia geopolítica y estratégica de China, sino también el endeudamiento de los países receptores.
Desde 2023, el derroche sin precedentes de infraestructura de China ha inyectado dinero a casi 150 países de todo el mundo.
Los resultados no siempre han sido beneficiosos: muchos proyectos quedaron sin terminar y muchos países en desarrollo que se adhirieron a la generosidad de Beijing se encontraron agobiados por la deuda.
Ahora, igual que el resto del mundo, América Latina se prepara para cuatro años difíciles, y si Estados Unidos y China inician una guerra comercial de gran escala, la región corre el riesgo de quedar atrapada en el fuego cruzado.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp, donde encontrarás noticias de última hora y nuestro mejor contenido.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
|