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  • Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable El pasado 25 de agosto, la Organización Mundial de la Salud, OMS, certificó a África como región libre de poliomielitis de origen natural, una enfermedad producida por el poliovirus, un enterovirus de origen humano, que, de acuerdo con la OMS, “puede causar parálisis en cuestión de horas”, afecta sobre todo a los menores de cinco años y una de cada 200 infecciones que genera “produce una parálisis irreversible generalmente de las piernas”. Este suceso se produjo luego de que pasaran cuatro años sin registrarse casos de la enfermedad (de este tipo) en Nigeria, el último país en donde persistía en el continente. Una semana después, la organización notificó “dos casos de parálisis flácida aguda” en Sudán producidos por un “poliovirus tipo 2 derivado de la vacuna circulante” y once casos sospechosos del mismo virus. Este contexto se ha prestado para la circulación de diversas imágenes y artículos en español [1, 2, 3, 4 y 5] e inglés [1 y 2] que presentan argumentos y datos similares para desinformar sobre la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis y, más específicamente, sobre la vacuna oral contra el poliovirus, la más usada en algunos territorios en donde se dificulta la inmunización con la vacuna inyectada. Todos los artículos presentan la misma información con un par de variaciones. Empiezan diciendo que después de haberse “jactado de erradicar la poliomielitis” en África, “las Naciones Unidas [a través de la OMS] se han visto obligadas a admitir que una importante iniciativa internacional de vacunas está provocando el brote de la misma enfermedad que se supone que debía erradicar”. Luego señalan que “ahora parece que los funcionarios de salud están comenzando a admitir que su plan para detener la polio salvaje está fracasando” porque “decenas de niños han sido paralizados” en Sudán por un virus de la polio tipo 2 derivado de la vacuna. Y agregan que “los funcionarios temen que esta nueva cepa peligrosa pronto ‘salte continentes’”, provocando brotes mortales en todo el mundo. Además, en los textos se hace énfasis en que aunque “este debería ser uno de los escándalos más grandes en salud pública” se “le está prestando poca atención, principalmente debido a la naturaleza de alto perfil de las personas y organizaciones involucradas”. ¿Y quiénes son los implicados en el supuesto escándalo? La Fundación Bill y Melinda Gates, una de las principales asociadas a la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis. Finalmente, en los textos se señala que “esto debería ser motivo de preocupación, especialmente en los gobiernos occidentales (...) sobre la eficacia y seguridad de la muy publicitada vacuna ‘milagrosa’ de COVID (sic)”. Las diferentes versiones de este contenido, según la herramienta de monitoreo de redes sociales CrowdTangle, hasta el momento han tenido más de 39.000 interacciones en Facebook, y han circulado en grupos antivacunas y de tendencia política conservadora de países como España, Perú, Rusia, Brasil, Estados Unidos, Paraguay, Canadá, Reino Unido, Argentina y, por supuesto, Colombia. Los eventos a los que se hace referencia, como explicamos al inicio, son reales. Pero en los artículos se tergiversó su significado y se dejó contexto científico de lado para generar una conclusión engañosa. La certificación de la OMS a África como libre de poliomielitis se refería específicamente a la enfermedad de origen natural o salvaje, como también se llama, pero no a la polio de origen vacunal producida (muy rara vez) por los poliovirus tipo 2 derivados de la vacuna oral. De hecho, Tedros Adhanom, director de la organización, dijo durante el evento de declaración: “acabar con los poliovirus naturales en África es uno de los mayores logros de salud pública de nuestra era y nos alienta de sobremanera a terminar el trabajo de erradicar la poliomielitis a nivel mundial”. Pero aclaró que hay que seguir trabajando en el fortalecimiento de la inmunización para “hacer frente a los poliovirus circulantes de origen vacunal [cVDPV2] que están presentes en 16 países de la región”. Hoy en día se utilizan dos tipos de vacunas contra la polio. Como explican nuestros colegas verificadores de Health Feedback,la primera es una vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV)”, que contiene como dice su nombre un virus ‘inactivado’ o ‘muerto’ [si se pudiera llamar así] el cual es incapaz de producir la enfermedad pero sí puede estimular el sistema inmune para desarrollar defensas ante dicho virus. Esta vacuna es inyectable, más cara que la oral y “requiere equipo estéril y personal de salud capacitado para administrar un total de cuatro dosis” en intervalos específicos de tiempo, por lo cual puede resultar difícil de utilizar en algunas zonas remotas o inseguras. La segunda, que es la que nos compete en este caso, es la vacuna oral contra el poliovirus (OPV), “que es menos costosa que la IPV y más fácil de administrar a través de gotas por vía oral en tres dosis”, se obtiene de una cepa atenuada [debilitada] del virus. Esta se emplea en varios países de África. Sin embargo, según nos explicó María Mercedes González, especialista en Epidemiología y, como refiere la Asociación Colombiana de Virología, la investigadora que más ha trabajado en el país sobre la vacuna contra la polio, la OPV, “al ingresar al sistema digestivo puede sufrir cambios que le devuelvan la virulencia al virus previamente atenuado. Esto se conoce como poliovirus circulante derivado de la vacuna [cVDPV2]. Y como es un virus de administración oral, puede circular en el ambiente en forma de heces y de allí por una contaminación, puede ser ingerido por niños no vacunados o por niños con inmunodeficiencias, y en esos casos específicos producir la parálisis flácida” de origen vacunal. Esto fue lo que ocurrió en los casos que, como dijimos al principio, fueron reportados por la OMS en Sudán a principios de septiembre. Pero lo que no se menciona en los artículos virales es que dicho efecto no es común, no se atribuye a la vacunación en sí misma -sino, de hecho, a la falta de inmunización- por lo que no es una muestra del supuesto fracaso de la Iniciativa de Erradicación para la Poliomielitis y, mucho menos es secreto. Según nos indicó González, “los brotes derivados de la vacuna [la de administración oral] son muy raros y se producen a una tasa de aproximadamente 2 a 4 eventos por 1 millón de nacimientos. Estos eventos se consideran como adversos, así como se pueden encontrar en cualquier medicamento”. Y los datos confirman esta versión: como indica la OMS, “desde el año 2000 se han administrado más de 10 000 millones de dosis de OPV [vacuna de administración oral] a cerca de 3000 millones de niños en el mundo. Gracias a ello se han prevenido más de 13 millones de casos de poliomielitis y la enfermedad se ha reducido en un 99%. Durante ese tiempo se han producido en 21 países 24 brotes de cVDPV [poliovirus circulante de origen vacunal] que han ocasionado menos de 760 casos de poliomielitis de origen vacunal”. De hecho, según la organización, “en zonas con saneamiento insuficiente, el virus vacunal excretado puede propagarse en la comunidad antes de morir, y ello puede conferir protección a otros niños a través de una inmunización indirecta”. Lo que, para González, es un beneficio que ha constituido el éxito de la vacuna porque genera una “vacunación de rebaño”. Esta forma de circulación del virus sólo se convierte en un problema, de acuerdo con la OMS, en “casos raros”, cuando la población está notablemente subinmunizada” porque “cuanto más tiempo sobreviva [el virus de origen vacunal] más cambios genéticos puede sufrir” y “en casos aún más raros, los virus vacunales pueden sufrir cambios genéticos que les confieran la capacidad de producir parálisis”. Para que esto ocurra generalmente la cepa tiene que haber circulado en una población no inmunizada o subinmunizada durante al menos 12 meses. Es decir, “los cVDPV [poliovirus circulantes derivados de la vacuna] aparecen cuando las actividades de inmunización sistemáticas o suplementarias no se llevan a cabo bien y la población es vulnerable a los poliovirus, sean salvajes o de origen vacunal”. Entonces, “el problema no está en la vacuna en sí misma, sino en una baja cobertura vacunal. Si la población está plenamente inmunizada, estará protegida frente a los poliovirus tanto salvajes como de origen vacunal”. Por estas razones, en el momento en que la organización reportó los dos recientes casos confirmados de parálisis y los 11 sospechosos en Sudán recomendó que: “Los países, territorios y áreas también deben mantener una cobertura de inmunización sistemática uniformemente alta a nivel de distrito para minimizar las consecuencias de la introducción de un nuevo virus. (...) Que todos los viajeros a las zonas afectadas por la poliomielitis estén completamente vacunados contra la poliomielitis. Los residentes (y visitantes durante más de 4 semanas) de áreas afectadas por la polio deben recibir una dosis adicional de OPV [oral] o vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV) dentro de las 4 semanas a 12 meses de viaje”. Entonces, en palabras de González, “no se puede hablar de un fracaso de la vacuna, que por cierto, es una de las más seguras y eficaces. Debido a eso, en Colombia erradicamos la poliomielitis”. De acuerdo con el Ministerio de Salud, “el último caso de poliovirus salvaje en las Américas fue detectado en septiembre de 1991 en Perú, y en 1994 la región fue certificada como libre de la enfermedad”. Es necesario aclarar que si bien es cierto que los Gates han invertido recursos en la lucha contra la polio a través de su fundación y de Gavi Alliance [una alianza mundial de vacunas financiada en parte por ellos], no es verdad que el brote de polio de origen vacunal haya sido un secreto “debido a la naturaleza de alto perfil de las personas y organizaciones involucradas”. La OMS lo reportó,como ya escribimos, adicionalmente la Unicef hizo un llamado a aumentar los esfuerzos de inmunización en Sudán y en Yemen (donde también se registró un brote este año) y encontramos registros de los brotes en múltiples medios internacionales [1, 2 y 3]. Además, la OMS lleva un registro público de las noticias sobre brotes de enfermedades alrededor del mundo, entre las que está la polio, y las acciones que se recomiendan para responder a la emergencia. Ahí se encuentra, por ejemplo, el reporte del brote de poliovirus de tipo 1 derivado de la vacuna que se presentó en Filipinas en octubre de 2019 y otro de tipo 2 de origen vacunal que se presentó en junio de 2019 en Camerún. Con esta información, concluimos que los artículos en los que se alerta a la ciudadanía sobre la seguridad de las vacunas con base en el brote de polio de origen vacunal reportado por la OMS en septiembre de 2020 son cuestionables. La razón: si bien parten de acontecimientos reales, manipulan la información y no presentan el contexto científico necesario con el fin de presentar una conclusión engañosa.
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