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  • EFE Madrid | ¿Qué verificamos? Fotos difundidas en internet revelan cómo se manipula el clima con fines ocultos a través de radares y otros artefactos que generan fenómenos atmosféricos o impiden la lluvia. Conclusión Son fotos sacadas de contexto que muestran simples nubes, estelas de aviones, radares atmosféricos o una lámpara de neón que permite visualizar los sonidos. En paralelo a los negacionistas o relativistas del cambio climático, numerosos conspiranoicos difunden en redes sociales supuestas pruebas de manipulaciones del clima con fines oscuros que en realidad son meras nubes, estelas de aviones, radares meteorológicos o lámparas de neón que hacen visibles las ondas sonoras. No es un generador de nubes sino una lámpara de neón Entre las imágenes más icónicas que circulan en internet sobre presuntas perturbaciones del clima con fines inconfesables destaca una que combina dos fotos de cielos empedrados de nubes y una tercera, en blanco y negro, donde un hombre sujeta un dispositivo circular que aparentemente emite formas similares a esas nubes. Pese a lo inquietante de la imagen, lo cierto es que ese dispositivo es una lámpara de neón que utilizó en los años cincuenta del pasado siglo la compañía estadounidense Bell Labs para hacer visibles las ondas sonoras. Y las formas que aparecen en la imagen junto al aparato no son nubes, ni mucho menos, sino la visualización de esos sonidos. ¿Cómo funcionaba aquel aparato para que se pudiera ver la propagación del sonido? Según explicaba Bell Labs junto a esa misma foto, tomada en junio de 1950, un refractor de ondas sonoras o «lente acústica» enfocaba la boca de una bocina y un micrófono convertía el sonido en corriente eléctrica para alimentar la lámpara de neón, que hacía visibles ondas con más o menos brillo según la intensidad sonora. Nubes con formas peculiares, pero no artificiales Las formas a veces caprichosas de las nubes en el cielo también han alimentado por sí mismas teorías conspiratorias en redes sociales, pero, por muy llamativas que sean algunas de ellas, se trata simplemente de efectos atmosféricos condicionados por cambios de temperaturas, la altitud o el movimiento del aire. De este modo, las fotos de cielos empedrados que se presentaban en el caso anterior como creación artificial de lo que simplemente era una lámpara de neón muestran en realidad un tipo de nubes denominadas altocúmulos. Y circula asimismo en internet una imagen de nubes desplegadas como si fueran los brazos de una estrella de mar que, lejos de haber sido creadas de forma artificial, pertenecen a una formación de las denominadas «cirrus radiatus», generadas por movimientos de aire a gran altura y que fueron vistas sobre Dinamarca en diciembre de 2015. Su apariencia radial es un efecto óptico, porque en realidad son paralelas. Simples estelas de avión, no «chemtrails» Capítulo aparte merecen las imágenes de presuntas «estelas químicas» o «quimioestelas» («chemtrails», en inglés) que también se han relacionado con modificaciones encubiertas del clima. Y una de las más llamativas es la que atraviesa con varios bucles un cielo completamente cubierto de nubes anaranjadas. Un vídeo publicado en YouTube prueba que esta imagen, grabada en Túnez, no es un montaje fotográfico. Pero tampoco es una creación artificial: se trata del «rastro de disipación» («distrail» en inglés) causado por las pasadas de un avión a reacción a través de un cielo cubierto de altocúmulos, nubes formadas por gotas de agua superenfriadas que cristalizaron al paso de la aeronave. Aunque otras fotos de estelas con trayectorias circulares o semicirculares han avivado igualmente la paranoia en las redes, el origen de todas ellas es el mismo: son nubes de hielo con la apariencia de líneas largas que se forman al paso de un avión por condensación del vapor de agua cuando la atmósfera está suficientemente fría y húmeda, tal como explicó en su día EFE Verifica. Son exhibiciones aéreas, no ondas que «roban la lluvia» Lo mismo ocurre con una imagen especialmente chocante: una especie de anillos de vapor emitidos hacia el cielo aparentemente desde de una esfera anclada en tierra que el autor de la publicación describe como «Radar Nexrad emitiendo», en alusión a una teoría conspirativa que denuncia el supuesto uso de radares para emitir «enormes ondas» que «modifican las nubes» y «roban la lluvia». La realidad es que los Nexrad no son armas de manipulación climática, como afirman numerosas publicaciones y vídeos en internet, sino una red estadounidense de 160 radares meteorológicos que detectan tanto las precipitaciones como el viento y procesan los múltiples datos que captan para prevenir fenómenos futuros. Y la impactante imagen compartida en redes no muestra más que las evoluciones en espiral de aviones militares en una exhibición aérea de la Fuerza de Defensa de Israel (FDI) vista desde una plaza donde no está instalado un radar esférico, sino una escultura formada por la figura metálica de un globo terráqueo sobre un libro abierto. Radares que avisan de tornados y no manipulan el clima Eso sí, los radares son una fuente inagotable de conspiraciones y son habituales en internet las fotos que los presentan no como aparatos para la detección y captación de datos y señales, sino como instrumentos de emisión de ondas que desencadenan fenómenos naturales o alteran el clima. Este es el caso de una imagen difundida en redes junto a otras fotos que sugieren manipulaciones del clima, en la que se ve cómo instalan el gigantesco recubrimiento cupular de una antena («radomo», como se conoce en ingeniería de telecomunicaciones) sobre una estructura presidida por un enorme panel octogonal. Lejos de ser una peligrosa arma de distorsión del clima, este panel es el conjunto de «antenas en fase» del nuevo radar meteorológico nacional que un laboratorio de investigación de la Administración de EEUU instaló en 2003 en la ciudad de Norman (Oklahoma). Y sus funciones son pronosticar y alertar con la mayor antelación posible de fenómenos peligrosos, como los tornados. Fuentes: Web del National Severe Storms Laboratory (NSSL), perteneciente al Departamento de Comercio de EEUU. Artículo del meteorólogo José Miguel Viñas «Agujeros en las nubes». Información de Bell Labs sobre un experimento de visualización de las ondas sonoras con una lámpara de neón en 1950. Web de noticias del canal de televisión danés TV 2 Play. Información de EFE Verifica: «No nos fumigan, las estelas de avión son solo condensaciones de vapor de agua».
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