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  • ¿Qué verificamos? Aviones en vuelo fumigan con gases tóxicos para provocar sequía y cambios en el clima de efecto inmediato. Conclusión Es falso que las estelas químicas, o «chemtrails», sean la causa de la sequía y alteren el clima a corto plazo. EFE Madrid | Es falso que los aviones dejen durante el vuelo estelas químicas (chemtrails) capaces de provocar sequía y otras anomalías climatológicas a corto plazo. En realidad los «chemtrails» no existen, ya que las estelas que dejan los aviones a su paso son nubes de hielo formadas por la condensación del vapor del agua contenido en el escape de sus motores. Aunque existe literatura sobre los efectos adversos de estas nubes de hielo en el medio ambiente, los estudios no son concluyentes y sus efectos no se producen de manera inmediata. Mensajes en Facebook y en la red social X aseguran que los gases que expulsan aviones en vuelo combinado con las radiaciones emitidas por las antenas del High Frequency Active Auroral Research Program (Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia, HAARP) son los causantes de las sequías y los cambios climáticos que sufrimos impropios de esta época del año en España. «Estelas de aviones que extienden un velo blanco de metales pesados y las radiaciones de alta frecuencia con grandes antenas HAARP matan varios pájaros de un tiro» o «Así es como la borrasca no deja lluvias en la Península. Fumigando como si no hubiera un mañana«, son algunos de los mensajes compartidos en redes sociales que apuntan al paso de los aviones como la causa de las alteraciones climatólogicas. También apuntan a un plan conspiratorio urdido por las «élites globalistas», para usar en su propio beneficio las consecuencias sociales de las catástrofes medioambientales. «Gracias a la ignorancia, ocultación de información de sus verdaderos planes gracias a medios y políticos corruptos y codiciosos… Lo peor estará por llegar si no hacemos nada«. Otro de los objetivos de estos mensajes es la geoingeniería. «La sequía q están creando con los #chemtrails la veremos antes de mayo .al ritmo q llevan con la #geoingeniería» (sic). Los «chemtrails» no existen No, las supuestas estelas químicas o «chemtrails» que dejan los aviones a su paso no existen, por lo que no pueden alterar el clima o causar sequía. En realidad, las estelas de los aviones no son más que nubes de hielo con la apariencia de líneas largas que se forman al paso de las aeronaves por condensación del vapor de agua cuando la atmósfera está suficientemente fría y húmeda, según explica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Las estelas blancas que expulsan los aviones en vuelo se forman por la condensación del vapor de agua contenido en las emisiones de los motores y cuanto más alto es el vuelo, más posibilidad hay de que la zona esté suficientemente fría para que se produzca el fenómeno. A diferencia del término «chemtrails», la ciencia utiliza “contrails” (acrónimo en inglés de estas estelas de condensación), que al contrario que el término «chemtrail» es un fenómeno natural que no implica la presencia de gases tóxicos. Por su parte, la profesora de ingeniería Jenn Stroud Rossmann en un artículo de Scientific American afirma que el proceso de formación de las estelas de los aviones es similar a ver nuestra propia respiración en un día de invierno. «El vapor de agua contenido en los gases de escape se condensa y puede congelarse, y este proceso de mezcla forma una nube muy similar a la que forma tu aliento caliente en un día frío«. Un estudio realizado en 2016 por varias instituciones académicas estadounidenses sometieron las denuncias sobre «fumigaciones nocivas» al criterio de los científicos. El resultado fue que 76 de los 77 químicos atmosféricos consultados concluyeron que no habían encontrado prueba alguna. Solo uno de los científicos no lo negó de manera rotunda y se limitó a indicar que desconocía el motivo de los diferentes niveles de bario que mostraban sus experimentos. Por su parte el profesor de Química de la Universidad de Barcelona Xavier Giménez Font, afirma en declaraciones a EFE Verifica que «apenas serían visibles (los chemtrails), puesto que al tratarse de gases tóxicos, lejos de su punto de condensación, permanecerían como gases» y añade «las fumigaciones, para que sean efectivas, deben realizarse a muy baja altura. Se evita asi la dispersión de la substancia tóxica, y se evita por ello que se diluyan por debajo de su concentración a la que son tóxicas«. Además el crecimiento en el número de estelas visibles que algunos mensajes denuncian, se debe al aumento de la altura de vuelo de los aviones comerciales, lo que facilita su formación ya que a mayor altura es más fácil que se formen, y al progresivo incremento del tráfico aéreo. Tampoco es extraño que sean más visibles en unos lugares que en otros, debido a las diferentes condiciones atmosféricas. De hecho, cuando hay humedad suficiente en el aire, las estelas pueden durar varias horas y ensancharse convertidas en «antropocirros», término que engloba a los cirros que tienen origen humano, como apuntaba la investigación realizada por EFE Verifica en octubre de 2020. El origen de una teoría de la conspiración El fenómeno de las estelas de los aviones no es nuevo y está documentado desde los años 50, como atestigua este documento publicado en 1953 en el boletín de la Sociedad Meteorológica Americana. A pesar de todas las pruebas en contra y de que se conoce su origen desde los años cincuenta, la falsa existencia de los «chemtrails» ha dado lugar a una de las narrativas conspiracionistas más extendidas actualmente. La búsqueda en internet para rastrear su origen nos sitúa a finales de los años noventa, concretamente a las emisiones de la cadena de radio estadounidense «Coast to Coast». En un programa emitido por esa emisora en mayo de 1999, el periodista de investigación William Thomas afirmó que «la fumigación con aerosoles forma parte de un programa secreto de geoingeniería que tiene aplicaciones militares y forma parte de un plan de modificación del clima para evitar el calentamiento global, aunque deja un residuo tóxico en el medio ambiente.» A partir de este principio se ha creado toda una mitología alrededor del fenómeno que ha trascendido del plano puramente paranoico al cultural, alimentándose de teorías seudocientíficas o directamente falsas. Según el profesor Xavier Giménez, la capacidad de la ciencia para crear este tipo de acciones sobre el clima «es, de momento, nula» y el proyecto HAARP «fue abandonado hace bastantes años, puesto que no produjo ningún resultado». Como ya explicó EFE Verifica el programa de investigación de HAARP de la Universidad de Alaska Fairbanks, en Estados Unidos, fue un proyecto para analizar la ionosfera, la parte más alta de la atmósfera, que se ubica entre los «60 y 80 kilómetros de altitud y se extiende por encima de los 500 kilómetros de altitud». El objetivo principal era realizar un estudio de los «procesos físicos que operan en las partes altas de la atmósfera», sin mención alguna a la superficie terrestre. La conspiración de los «chemtrails» llega a los juzgados La Fiscalía de Barcelona archivó en julio de 2023 las primeras denuncias por los «chemtrails», según informó EFE. En concreto, las denuncias archivadas alertaban de la presencia de «chemtrails» en varias localidades de Barcelona, producidas por artefactos que «lanzan diversos elementos químicos sobre las nubes, con la finalidad de cambiar el clima mediante la reducción de las nubes y las correspondientes lluvias». En base a esa documentación, el fiscal descarta que los «chemtrails» sean consecuencia de la emisión de compuestos químicos específicos para perjudicar el medio ambiente y avisa de que la comunidad científica «ya ha refutado esas teorías de la conspiración». El fiscal de Medio Ambiente sostiene en su escrito que las huellas en el cielo no son más que «estelas de condensación generadas por los aviones o, simplemente, nubes formadas por pequeños cristales de hielo como los que forman los cirrus cuando hay frío en altura». Daños medioambientales producidos por el vuelo de los aviones Pero más allá de los mitos conspirativos y sin que tenga nada que ver con los falsos «chemtrails», las nubes de hielo formadas por la estela de los aviones tienen consecuencias medioambientales ya que calientan la atmósfera superior y alteran la nubosidad natural. Según Xavier Giménez los motores de combustión de la aviación tiene un impacto aproximado del 2 % de las emisiones totales de CO2. En cuanto a la emisión de agua, las estelas la desprenden en la alta troposfera, por lo que ese agua extra se incorpora al ciclo atmosférico, pero ésta se acaba condensando y, por tanto, deja inalterada la cantidad total de vapor de agua que ya existe en la atmósfera. Según Giménez, «su efecto, por tanto, es o muy pequeño o nulo«. En un artículo aparecido en The New York Times en agosto de 2023 se asegura que las estelas de condensación (contrails) que inciden más en el calentamiento global son las que se forman por la noche. «Bloquean el calor que se eleva desde el suelo, sin reflejar la luz solar entrante», señala el citado medio. Por todas estas razones se puede afirmar que es falso que las estelas de los aviones estén formadas por gases tóxicos con los que fumigan a los ciudadanos con oscuras intenciones o que sean utilizadas para manipular el clima y provocar sequías en un período corto de tiempo. Fuentes: Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Artículo de Jenn Stroud Rossmann, ingeniera, profesora y escritora, en la revista Scientific American. Estudio realizado en 2016 por varias instituciones académicas estadounidenses sobre «fumigaciones nocivas». Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental del Departament de Ciència de Materials i Química Física& Institut de Química Teòrica i Computacional (IQTCUB) de la Universitat de Barcelona (UB). Artículo publicado en 1953 en el boletín de la Sociedad Meteorológica Americana. Búsqueda en internet para rastrear el origen de los «chemtrails». Noticia de la Agencia EFE sobre el archivo en julio de 2023 de las primeras denuncias por los «chemtrails» presentadas ante la Fiscalía de Barcelona. Extracto del programa emitido por la emisora estadounidense Coast to Coast en mayo de 1999, una de las primeras veces en las que un medio de comunicación aborda el tema de las «chemtrails». Artículo sobre los «chemtrails» aparecido en The New York Times en agosto de 2023. «No nos fumigan, las estelas de avión son solo condensaciones de vapor de agua» , investigación EFE Verifica de octubre de 2020. Informaciones de EFE.
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